La neurotecnología del consumidor ya no se limita a laboratorios científicos o académicos. Gracias a los desarrollos de IA y los tamaños de chips, los dispositivos que leen la actividad cerebral, como los auriculares EEG, los auriculares de monitoreo del estado de ánimo y los accesorios para juegos controlados por el cerebro entran en la corriente principal.
Desde 2011, más de 130 empresas recién establecidas han subido al campo de la neurotecnica. Estas herramientas, a menudo integradas en portátiles, prometen ayuda de productividad, ideas de salud mental y entornos AR/VR. Los gigantes tecnológicos como Apple y Snap ya están investigando las interfaces de computadora cerebrales (BCI) para futuros auriculares que podrían responder a los estados mentales en tiempo real.
¿Cómo está Neurotech y por qué es peligroso?
Los dispositivos basados en EEG dominan este paisaje, suministrando casi el 65% de los productos neurotecnics del consumidor. Monitorean los estándares cerebrales asociados con las emociones, el enfoque y los niveles de compromiso. Esto puede sonar inofensivo hasta que se dé cuenta de que estos datos podrían extraerse para predecir comportamientos, preferencias o incluso pendientes políticas. Imagine los anuncios basados en el clic sobre no hacer clic en los clics, sino en los picos nerviosos.
O peor, la vigilancia cognitiva, donde los empleadores o gobiernos monitorean los niveles de atención, el estrés emocional o los signos de desacuerdo. Los ataques cibernéticos dirigidos al BCIS podrían introducir “salas mentales”, cambiar los patrones de pensamiento o causar confusión y ansiedad.
Como dice un experto, “Los datos del cerebro revelan pensamientos antes de expresarse conscientemente”.
Brechas regulatorias y desafíos urgentes
¿Las protecciones legales en torno a todo esto? Preocupante y delgada. Mientras que la neurotecnia médica está regulada (INMI o implantes cerebrales), los auriculares de los consumidores EEG caen en una zona gris. En los Estados Unidos, la FDA solo monitorea dispositivos médicos.
Las leyes estatales en lugares como California y Colorado requieren el consentimiento del usuario para el uso de datos neuronales, pero hay poca imposición. Internacionalmente, Las preocupaciones son la colocación: China ha intentado Neuotech en los lugares de trabajo para monitorear la fatiga de los trabajadores, mientras que las empresas neuromarketing están desempeñando comentarios de EEG para perfeccionar anuncios.
“Los datos nerviosos podrían estar armados para la guerra psicológica o el chantaje”.
Ruta hacia adelante
Entonces, ¿qué ahora? Necesitamos leyes federales claras que determinen cómo se pueden recopilar, almacenar y compartir datos cerebrales. Los usuarios necesitan saber exactamente qué se está monitoreando y quién tiene acceso a ello. Los datos nerviosos deben estar encriptados, al igual que los registros financieros o médicos. Lo más importante, el público debería saber qué significa realmente la “transparencia cerebral”. Porque el futuro de la privacidad ya no estará en sus manos, sino en la cabeza.