¿Quién pensó que un planeta lejano podría mantener el secreto del universo? K2-18B, un exoplanet a 124 años luz de distancia, recientemente colocó el mundo lleno de astronomía. Los astrónomos vieron una señal liviana: dos moléculas en la atmósfera, DMS y DMDS, ambas vinculadas a la vida en la Tierra. ¿Fue esta prueba de la vida alienígena que todos esperábamos?

No tan rápido. La emoción inicial rápidamente dio paso a una ola de escepticismo. Muchos grupos de investigación tuvieron un vistazo más de cerca a los hallazgos iniciales y descubrieron que los elementos para estas moléculas no eran tan consistentemente como la primera esperanza. El culpable? Los datos ruidosos e interminables del telescopio espacial James Webb, lo que hace que sea increíblemente difícil decir una molécula orgánica del otro. Al mirar los años de luz, incluso el error más pequeño puede convertir una posible potencia biológica en otro blip.

Cuando los datos se ensucian

Luego vino la temperatura torcida. Los primeros estudios pintaron el K2-18B como un mundo de renombre mundial, pero la última investigación sugiere que podría ser mucho más caliente, tal vez demasiado caliente para la vida tal como la conocemos. Esta es la cosa para los exoplanetas: justo cuando crees que los has entendido, te arrojan una curva.

La discusión no se detuvo en los datos. Los científicos cavaron los métodos de modelado detrás de las afirmaciones originales y los encontraron un poco estrechos. Cuando los modelos se expanden para incluir más moléculas posibles, los supuestos DMS y DMDS se desvanecieron. En cambio, encontraron moléculas como el etano, que no muestran vida en absoluto, según CNN. Es un poco como pensar que has encontrado un pájaro raro, solo para darte cuenta de que era solo una paloma en iluminación elegante.

Modelos, moléculas y caos

El equipo detrás del descubrimiento original no se ha ido. Han ampliado su búsqueda a cientos de moléculas y están pidiendo una prueba incluso rigurosa. El resto de la comunidad de investigación los mantiene honestos, exigiendo estándares más altos y más datos antes de que uno comience a celebrar.

Entonces, ¿estamos más cerca de encontrar vida más allá de la tierra? Tal vez, tal vez no. Pero cada giro en la saga K2-18B nos recuerda que la búsqueda de la compañía cósmica es un viaje lleno de sorpresas, fracasos y el brillo ocasional de esperanza. ¿Y no es lo que lo hace tan emocionante?

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